
¿Cómo puedo evitar las ampollas en triatlón?
A pesar de que la carrera a pie es el último tramo del triatlón, no quiere decir que sea más fácil que el resto.
Sí, si hablamos de la mecánica y ejecución, podemos considerar que el running es mucho más sencillo que nadar o pedalear, pero con tantos kilómetros a nuestras espaldas, todo se hace más complicado.
En todo caso, cuando se llega a este último sector, la carga física ya ha sido bastante grande. Cualquier mínimo dolor o incomodidad que tengamos mientras corremos puede ser un infierno, mucho más si es un triatlón de larga distancia y hay que correr un buen tramo. Y algo que se ve tan inofensivo como una ampolla, puede terminar siendo una verdadera pesadilla.
Los que creen que exagero, seguramente es porque nunca han estado en una situación de esas y espero que nunca lo estén. Sin embargo, los que han tenido que sufrir alguna que otra ampolla en cualquier parte del pie, seguro que siempre se han preguntado cómo se pueden evitar.
A mí me han salido en un par de ocasiones y entre consejos y consejos logré dar con unas buenas técnicas para evitarlas. Así que si quieres saber cómo puedes ahorrarte la molestia de una ampolla en plena competición, sigue leyendo.
Primero de todo, mucho cuidado con los materiales
El 70% de las ampollas que salen en el pie, ya sea en la zona de los dedos o en la parte superior del talón, se debe a los materiales que cubren nuestra piel, es decir, a las zapatillas o a los calcetines.
¿A quién no le ha salido una ampolla por utilizar cualquier zapato por primera vez?
Debido a la rigidez de los materiales y a que nuestro pie no está del todo acostumbrado a la forma de la zapatilla, el roce constante con cualquier zona puede comenzar a crear una ampolla. Y lo peor de todo, es que en la mayoría de los casos, no lo notamos hasta que ya es demasiado tarde.
“Con estas nuevas zapatillas siento algo de comezón, seguro que es porque son nuevas”
Sí, probablemente esa sea la causa, pero ese pequeño picor es lo que termina transformándose en una gran ampolla. La ampolla que te molestará durante todo el entrenamiento o en la competición.
Para evitar este tipo de situaciones, lo mejor es probar siempre los materiales antes de que llegue el día de la prueba. Sí, sé que estaría bien estrenar zapatillas sólo para competir, pero créeme que es mejor que antes hagas algunas sesiones de entrenamientos con ellas para que evalúes las sensaciones y compruebes como van.
Algunas personas son mucho más precavidas y siempre utilizan geles, bandas médicas o, incluso, talco para evitar este tipo de situaciones. Sobre todo, en la parte superior del tobillo, que es uno de los lugares más comunes.
Los calcetines son otros de los causantes de las molestas ampollas. La función de estos es cubrir el pie y, si no están en condiciones de hacerlo, pues las ampollas terminarán saliendo. Es algo bastante obvio.
Comprueba que no tengan ningún agujero por ningún lado, sobre todo en la parte de los dedos ya que, si esta queda descubierta, la diferencia entre el grosor del pie y la parte frontal, hará que el mismo movimiento cause un roce excesivo entre los dedos y la punta interior de las zapatillas. Y por ende, terminarás con ampollas.
Consejo: procura utilizar calcetines secos para no causar humedad y reducir el riesgo de ampollas.
Por otra parte, si las zapatillas están muy desgastadas en la parte contrafuerte del talón, terminan perdiendo la protección, así que es casi seguro que también haya posibilidad de tener ampollas. Dependiendo de la persona, algunas deciden cambiar las zapatillas por unas nuevas o utilizar protección (gel, bandas médicas).
Cualquiera que sea tu caso, asegúrate de entrenar unos días antes (si es posible, unas semanas) con las zapatillas que vas a competir. Puede ser en pista, carretera, cinta de correr o lo que sea. Lo importante es que tengas conciencia de los materiales con los que cuentas y cómo te hacen sentir cuando comienzas a entrar en acción.
Prevenciones importantes en la piel
El otro 30%, se lo dejamos a los cuidados de la piel porque, a veces, los materiales están bien, sólo que nuestra piel no está correctamente cuidada y, por ende, terminamos con ampollas sin siquiera darnos cuenta. Lo peor de eso es que terminamos culpando a los materiales cuando, en algunas ocasiones, es por un descuido del atleta.
Por ejemplo, para evitar las ampollas en la parte frontal del pie, hacer pedicura con frecuencia y mantener las uñas cortas puede solucionar el problema. El roce constante entre la uña y la zapatilla puede terminar provocando una ampolla en la parte media del dedo o, en el peor de los casos, una uña encarnada.
Mucho depende también del atleta. Hay algunas zapatillas que se utilizan únicamente sin calcetines. Sin embargo, los pies más delicados terminan con ampollas en la mismísima planta del pie. Por eso, es importantísimo, como dije anteriormente, probar las zapatillas antes de lanzarnos a competir.
En casos así de específicos, es mejor competir con otro tipo de zapatillas o, en su defecto, utilizar calcetines delgados para reducir el roce de la piel con todo el tejido interior de la zapatilla.
Si has sufrido alguna vez una ampolla, seguro que no quieres volver a pasar por lo mismo. Lo más recomendable es que tengas siempre a mano tu suministro de gel, vaselina, talco o cualquier producto anti rozaduras para prevenir.
El tema puede sonar un poco exagerado si no has pasado nunca por esa situación, pero una vez que la primera ampolla aparece, la opinión, cambia.
Recuerda y aplica estos consejos antes de calzarte las zapatillas de triatlón, así podrás prevenir ratos bastante incómodos.